domingo, 28 de julio de 2013

Querida Poldy:


            Y disculpa mi confianza, me cuesta a veces entender que no me conoces, cuando te siento tan parte de mi vida. Has sido tan generosa con tu público, conmigo, sin querer. Siento haber compartido con vos cada  instante que escribiste.  Pienso y me acuerdo de tus dálmatas, aquella que nunca quiso dejar de ser cachorra, aferrándose a su madre con el mayor instinto. Me acuerdo de tu cajita de recuerdos cuando se fue tu compañero de vida. Esa tarde en la peluquería, cuando viste a esa chica cortándose el pelo y solo podías pensar en su mamá y hoy que yo misma soy madre, entiendo. O aquel nene mirando pasar el tren con su pulóver rojo, enorme y lleno de agujeros. O ese jueguito de té que nunca le diste a Verónica, por miedo de dañar la incorruptible porcelana.
            Realmente mentiría si te dijera que te admiro como persona, ya que no te conozco; pero te puedo asegurar que tu profesión me conmueve hasta la médula. Describís cada sentimiento de una forma tan simple y visceral, que se me hace casi imposible no llegar a las lágrimas con vos. Amo tu obra y te respeto profundamente. No pude conocerte, no tuve manera, por lo menos esta última  vez. No creo ser la mayor admiradora ni “la fan numero uno” pero te juro que solo la idea de compartir un segundo con vos me emociona, me afecta de una forma sorprendente, incluso para mí. Admiro tu trabajo. Y me cuesta mucho no imaginar que sea verdad, que así sos.
            En fin, me despido con esa idea, esta de profundísima admiración y agradecimiento. Y si algún día, estas triste o te sentís sola, sabe que muchas de tus lagrimas le han hecho compañía a mucha gente. Y que tus alegrías son festejadas por casi, te diría, el doble. Ahora te ruego, no dejes de escribir. Puede que te sientas esclava de ese don, pero no lo sueltes. Me considero también poseedora de ese regalo, y me siento más vacía cuando no logro escribir que cuando finalmente lo hago. Es siempre como ese gran suspiro que se da después de haber llorado todas las lágrimas que una tiene.  
            Gracias, mil veces más.

                                                Sabrina.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario