domingo, 28 de julio de 2013

Has Tenido a Tantos...


¿Y?
¿Qué esperas?
Me seducís, en un deseo egoísta de conocerte, de mezclarme con vos. En irme de todos y dejarme llevar. En descansar en tu espacio y ser parte del todo. Pero sería tan definitivo que retrocedo.
Si bien me tentás y me atraés magnéticamente…  Sigo oponiendo resistencia, ya no por mi.
Por ellos.
Porque va a ser tu goce tan absoluto, tan posesivo y celoso que no podré volver.
Y aunque la sola idea de lo eterno me relaja, no puedo aceptarte ahora.
Debo pelear.
Debo seguir firme y dejar que tu respiración en mi nuca resbale. Cerrarme por completo a todo y no sentir.
Mirarte de lejos y demostrarte, con esta imprudencia mía, que no te tengo miedo.
Porque confío más en la eternidad de mi esencia que en cualquier otra cosa.
Porque tampoco va a ser hoy, adorada Muerte, cuando me encuentres receptiva.
Y es obvio que haga como haga mi camino, siempre voy a terminar en tus brazos.
Así que… no te preocupes, por que todos tenemos nuestro tiempo.
Simplemente no me toca.
Admito que tu paz me hipnotiza, y tu lentitud me conmueve, pero no aún.
Y aunque varias veces quise que vinieras a mí atropelladamente, nunca dejaste de ser una idea leve. Como un chiste a mi misma. Una promesa sin cumplir.
Te propongo un trato: Vení a mí cuando ya no pueda postergarse más.
Y yo te prometo hacértelo muy agradable. Hasta delicioso.

Porque sabemos que por más que cedas en esto, yo te atraigo tanto como vos a mi, así que… dejemos que la buena añejación siga su curso.
 ¿Si?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario